Historia del Mosaico

 

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El arte de realizar un mosaico es antiquísimo, aunque en sus comienzos fuera una obra simple y primitiva con materiales menos ricos de lo que fueron posteriormente. En los yacimientos de la ciudad sumeria llamada Uruk se han podido encontrar restos de obras adornadas con mosaico que datan del año 3500 adC. Se ha podido ver que decoraban las paredes y las columnas con pequeños trozos de arcillas de colores dibujando formas geométricas.

En el mundo griego fue muy frecuente y desde muy temprano (desde fines del siglo V adC) el pavimento compuesto por guijas de río (piedrecillas chicas que se encuentran en las orillas) de tamaños y de colores distintos. Con estas guijas se hacían dibujos sencillos de temas geométricos. En los pueblos de Castilla y León (en España) han seguido a través de los siglos esta tradición para los patios y zaguanes de las casas. Es lo que llaman enguijarrado.

Este sistema de pavimentación se ha podido ver claramente en las casas de Olinto (Olynthos), antigua ciudad griega de la región de Macedonia en la península Calcídica, que fue destruida por Filipo II de Macedonia en el año 348, y en las ciudades de Pella y Corinto. Las escenas representadas con estos guijarros suelen ser del mundo marino, del repertorio homérico y del culto a Dioniso.

Todos los pueblos antiguos hicieron incursión en este arte tanto en la antigüedad clásica como en la de Mesoamérica. En la antigüedad clásica llegó a ser un producto muy elaborado y de gran lujo con la cultura helenística, en que se empezaron a realizar obras más complicadas con temas complejos y episodios de la vida cotidiana y de la mitología. Los materiales empleados también fueron más ricos (mármol, vidrio, ónice). El arte del mosaico adquiere su difusión en época del Imperio romano.

A lo largo de la historia de la humanidad el arte del mosaico se ha ido desarrollando y enriqueciéndose , adquiriendo el estilo y los materiales adecuados a cada época, hasta llegar al siglo XXI en que las obras de arte se siguen sucediendo.
El mosaico helenístico es la obra llevada a cabo en este arte musivo en el así llamado período helenístico, es decir, la etapa que se desarrolla después de la muerte de Alejandro Magno hasta la llegada del Imperio Romano.

El arte del mosaico era bastante conocido en toda Grecia hacia el año 400 adC, pero más tarde, en la época helenística, era ya universal. El centro más activo e innovador en la técnica de fabricar mosaicos de esta época se encontraba en la ciudad de Alejandría. Se encontraron mosaicos en los palacios de Demetrio de Falerno y Ptolomeo IV, de finales del siglo III adC.

El escritor y enciclopedista romano Plinio el Viejo (c. 23 d.C.-79), describe al mosaísta llamado Sosos de Pérgamo como un gran artista que había compuesto entre otros dos mosaicos famosos, que han sido descubiertos y se encuentran en el museo Capitolino de Roma. En uno de ellos, llamado oíkos asórakos (casa sin barrer) puede verse una escena cotidiana en cuyo suelo se aprecian los desperdicios de un banquete. El otro perteneció a la Villa Adriana de Tívoli y se llama mosaico de las palomas. Sosos de Pérgamo hizo en este último el trabajo de un gran profesional; está compuesto con teselas muy pequeñas: sesenta teselas ocupan el espacio de un cm cuadrado.

En Italia se han encontrado muchos mosaicos helenísticos, los más antiguos en la ciudad de Pompeya (en Nápoles). Aquí destaca entre todos los hallados el famoso mosaico de Alejandro Magno que decoraba la Casa del Fauno, una de las más antiguas y aristocráticas de Pompeya.

Mosaico de Alejandro Magno
Se sabe que este mosaico fue una copia de otro original de fines del siglo III adC. Es una verdadera obra de arte, con un tamaño excepcional de 5 por 2,70 metros sin contar los adornos del borde. El tamaño de las teselas es de 2 a 3 cm cada una y el número total asciende a 1.500.000. La obra ha llegado hasta el siglo XXI en estado bastante satisfactorio. Las pérdidas que se pueden apreciar son debidas a los desastres que ocasionó el volcán Vesubio en el año 79 y los anteriores terremotos del año 63. Parece ser que después de estos infortunios se hicieron en aquel entonces ciertas restauraciones con teselas de mayor tamaño, sin ser demasiado fieles al trabajo primitivo.

Mosaico de Alejandro Magno

 


El mosaico se considera una copia fiel de una de las pinturas más célebres de la Antigüedad llamada La batalla de Alejandro con Darío, obra del pintor Philóxenos de Eretria que la llevó a cabo entre los años 319 y 297 adC. Se tiene documentación gracias a los escritos de Plinio el Viejo. Se trata de la batalla de Issos (o Isos) en Cilicia (Asia Menor), en el año 333 adC. Fue una batalla muy importante en que Alejandro Magno derrotó a Darío III de Persia.

En la escena se ve a Alejandro con la cabeza descubierta y lanza en ristre contra los soldados persas entre los cuales cunde la alarma. Se les ve despavoridos, con gesticulaciones violentas, nerviosos y con gran desorden en sus filas. En el suelo están las armas rotas, los caballos derribados y algunos soldados heridos o muertos. Los colores de este mosaico son: blanco, amarillo, rojo y negro, todos ellos en varios matices.

Temas egipcios
Entre los mosaicos del período helenístico, los temas egipcios son los más abundantes con paisajes, flora y fauna y asuntos nilóticos (del río Nilo). En este sentido, el mosaico más famoso es el llamado mosaico Barberini, encontrado en Palestrina (la antigua ciudad llamada Praeneste, muy cerca de Roma) y conservado en el palacio Barberini de esta ciudad. Se descubrió hacia el año 1600 y decoraba el ábside de uno de los templos del santuario mandado rehacer por el general y político romano, Lucio Cornelio Sila.

 

Mosaico Barberini

Mosaico Helenístico

 
   
 

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